Ayer recibíamos la noticia: Gallardón dimite, dejando su puesto como ministro y abandonando la política definitivamente. Lo sabíamos después de que Mariano Rajoy confirmara esa misma mañana que la reforma de la ley del aborto no vería finalmente la luz. Sin duda, una gran noticia para las mujeres y para todas las que hemos luchado en la calle para parar este proyecto de ley.
Muchas voces aseguran que las protestas ciudadanas no han tenido nada que ver, o al menos, no lo suficiente. Yo quiero pensar que la acción en la calle sigue sirviendo y que esa lucha, los gritos de miles de mujeres y hombres que nos manifestamos por nuestro derecho a decidir sirvieron al menos para desestabilizar un poco las cosas y poner unas cuantas piedras en el camino.
No sabemos qué ocurrió en el seno del propio partido y cuáles han sido las motivaciones finales para enterrar definitivamente esta reforma. Habrá que ver cómo afecta a las urnas todo este asunto, al plantear la reforma, el PP acabó con los votos de todas las personas que se oponían firmemente a una ley tan retrógrada y ahora, perderán también la de muchas y muchos «Pro Vida» (o anti elección) que están mosqueados por el incumplimiento de esta promesa.
Lo que sí está claro es que por fin podemos respirar un poco más tranquilas y es momento de celebrar pero siempre con la alerta puesta. Seguiremos luchando en las calles por nuestro derecho a decidir para acabar con el estigma que oprime a las mujeres que abortan, por la despenalización del aborto, para acabar de una vez con la victimización y culpabilización de las mujeres y por una educación sexual completa que eduque con responsabilidad y visión de género. El próximo 28 de septiembre saldremos a la calle a decirlo bien alto.
Nuestro cuerpo es nuestro y sólo nosotras podemos decidir en él.