Antes de empezar me gustaría dedicar esta entrada a Antena 3 y sus películas de sobremesa de los fines de semana, ya que ellas me han inspirado para escribir este post.
Para empezar voy a hacer una de esas introducciones típicas que valen para casi cualquier artículo que trate un tema como este, pero que no por ello son menos ciertas. Allá va: los medios de comunicación ejercen una gran influencia en nuestra forma de pensar y de ver el mundo, en la forma en la que nos contextualizamos y contextualizamos a los demás, la forma en la que entendemos las relaciones y actitudes humanas y todo ello, casi sin darnos cuenta.
Desde el feminismo se critica con fuerza la imagen que los medios de comunicación en general y el cine en particular, dan de las mujeres (y de los hombres), lo que ayuda a perpetuar estereotipos dañinos como el de la mujer bondadosa, la mujer mala o la mujer celosa, y como no, la loca.
Es fácil identificar estos papeles en las películas que vemos. Esta tarde he visto dos de Antena 3 y en ambas aparecían estos modelos de mujer. Por un lado, la buena, que de buena es tonta, la mala, muy, muy mala y la celosa (que suele ser la mala), que se vuelve loca, casi siempre por culpa de un hombre.

No se si habréis oído hablar sobre el ‘Test de Bechdel’. Se trata de un método surgido en un cómic de 1985 creado por Alison Bechdel, para identificar el tipo de personajes femeninos que aparecen en las películas. Para que una película pase el test tienen que cumplirse las siguientes condiciones:
- Que aparezcan al menos dos personajes femeninos.
- Que los personajes se hablen entre ellas en algún momento.
- Que la conversación no trate sobre un hombre.
¿Cuántas películas cumplen con estas condiciones? No he hecho el estudio por lo que no voy a dar cifras, pero según este artículo del diario El País sobre el tema, no muchas.
¿Cuántas grandes superproducciones de Hollywood nos cuentan historias de mujeres? Me refiero a mujeres que desarrollan una carrera profesional, para las que el amor no es lo más importante, mujeres que no cumplen con los estereotipos de belleza aceptados, o cuya principal motivación en la vida no es encontrar a un hombre.
Hace dos años en una clase analizamos a la llamada ‘mujer paño de lágrimas’. Estos son personajes femeninos que desarrollan una carrera profesional, en este caso el análisis trataba de mujeres periodistas, pero que nunca son pleanmente felices porque les falta lo fundamental: su media naranja masculina, y que en muchas ocasiones acaban renunciando a su carrera por amor. ¿Cuántas veces vemos en el cine al modelo tradicional de hombre renunciando a su carrera por amor? La propia pregunta contiene la respuesta: el modelo tradicional de hombre no renuncia a su carrera, al poder, al éxito, por amor. Ya se sabe: ‘detrás de un gran hombre hay una gran mujer’ (fregando y criando a sus hijos).
Por desgracia, caminar hacia la igualdad y eliminar todos esos estereotipos que tanto daño nos hacen tanto a mujeres como a hombres es muy complicado si desde los medios de comunicación de masas se siguen difundiendo día tras día y los consumimos sin darnos cuenta. Falta responsabilidad, educación, visión de género y mujeres, muchas mujeres.