Martes – 21/04/2020
Se me ha olvidado felicitar el cumpleaños a mi tía y también a J. Siempre he sido un desastre para acordarme de los cumpleaños pero ahora más. No sé si tengo pérdidas de memoria o es que no sé en qué día vivo. Dice una psicóloga en Instagram que hay que repensar la voz con la que nos hablamos a nosotras mismas. Así que decido ser compasiva conmigo misma y me digo: “Tía, no pasa ná estamos viviendo una pandemia, se permite algún lapsus”. Hace unos días me pasó algo parecido, me sentía triste y le mandé un audio a M. diciéndole: “Pues estoy como triste pero en realidad no sé por qué, no hay razón”. Estuve rumiando ese sentimiento durante horas hasta que, tumbada en la cama, de repente lo vi claro: “¿Cómo que no tienes motivos pa estar triste?”, me dije. Y pensé que en realidad sí tengo alguno y empecé a enumerarlos, a ponerles nombre:
1. Estar viviendo una pandemia en la que está muriendo muchísima gente.
2. No poder salir de casa, ver ni abrazar a nadie.
3. Se está acabando el chocolate y no quiero salir a la calle.
4. Otros asuntos o preocupaciones de la vida cotidiana.
Entonces, pum, cambió algo, no es que dejara de estar triste pero ya no me pesaba. Es lo que las psicólogas llaman “permitirse sentir”. Es algo así como llorar mientras escuchas música triste y recrearse en ese sentimiento. Vale, no te puedes quedar ahí de forma permanente, pero al menos un ratito…
En La Cafetera Fernando Berlín dice que “nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos”. Que estos días ve a mucha gente cabreada con todo, tomándolo todo de forma muy personal o pensando que sus circunstancias son excepcionales. Puede que sea cierto que nos tomemos demasiado en serio y puede que por eso trate cada vez más de reírme de todo y sobre todo de mí misma. Y funciona. Cuando me pongo dramática o me meto en un embolaó tras llorar o cabrearme o sentir vergüenza, es decir, tras dejarme sentir, cambio el chip y me río. Me digo: “Tía ya te valeeeee, ¿en serio? Eres la ostia de verdad!!!!”. Y creo que en eso consiste lo de reformular las palabras que usamos con nosotras mismas, en hablarte a ti misma como hablarías a un colega que te viene todos los malditos días con la misma historia «otra vez no no puede ser le da igual lo que le diga siempre hace lo mismo joder es imbécil pero si no es tan difícil copón». ¿Te dan ganas de insultarle, apalearle, matarle? Sí. Pero en vez de eso lo escuchas, te lo tomas en serio, muy en serio, y luego te tomas una cerveza y te descojonas de todo.
No sé si es plan de reírse de la pandemia, pero puede que sea una buena estrategia de supervivencia. Al menos un ratito…
Más de Una ventana propia para el fin del mundo

Poniéndolo en práctica.