Is this la nueva sensualidad?

Lunes – 27/04/20

Salgo a comprar a la frutería con la mascarilla puesta. Al volver me quito la ropa y me detengo unos instantes sobre la imagen de mi cuerpo desnudo en el espejo. Es una imagen extraña porque solo llevo puesta la mascarilla. No lo sería si estuviera participando de algún juego sexual en el que interpretara el rol de sanitaria. Pero no es el caso. ¿En esto consistirá a partir de ahora la sensualidad?, me pregunto. ¿Aprenderemos a ver belleza y erotismo en en los cuerpos semi cubiertos, en los guantes de látex y las mascarillas quirúrjicas? La expresión del rostro cambia por completo cuando se lleva mascarilla. Los labios, los gestos que se hacen con la boca y la unión de éstos con los ojos aportan información a nuestro interlocutor. Cuando no se pueden ver los ojos o la boca del otro se recibe igualmente información, pero ésta es distinta. De algún modo se ve limitada la expresividad. Si pienso en un mundo post cuarentena en el que no podamos tocarnos, en el que haya que tener precaución en el contacto físico, siento tristeza. Sin embargo, la Historia de la humanidad ha estado en realidad mediada siempre por el contagio de enfermedades. Hasta la invención de los preservativos modernos el contacto sexual era un gran riesgo de salud pública que intentó ser paliado mediante el celibato religioso o el matrimonio -para ellas-. No obstante, ni lo uno ni lo otro impidieron nunca que se saciara ese deseo. A día de hoy, la concienciación sobre el uso de preservativo sigue siendo una necesaria acción de salud pública, sobre todo en países donde no es fácil obtenerlos o donde la religión impone sus credos con fuerza. ¿Incluirán ahora los paquetes de preservativos una mascarilla de regalo? ¿Nos encontramos ante el inicio de una nueva era que impondrá más restricciones en lo íntimo y lo sexual? ¿Encontraremos formas alternativas de relacionarnos y burlar al virus? ¿Cómo serán el amor, el sexo, el deseo, la literatura o la poesía en ese nuevo mundo? Quizás algo así:

Infectado
incluso de coronavirus
no dudaría, 
si acaso un segundo
en comerte la boca.

Más de Una ventana propia para el fin del mundo

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