Nostalgia del futuro


Sábado – 2/05/20

¿Se puede tener nostalgia del futuro? Me lo pregunto tras escuchar una reflexión de Lucía Lijtmaer en Deforme Semanal, dice:

“Yo sufro de nostalgia. Soy tremendamente nostálgica. La gente nostálgica es aquella que narra su propio recuerdo. Estamos todo el rato narrando cosas que ya han pasado. Lo transformamos en nuestra propia obra de arte. Somos gente muy peligrosa, porque cuando estamos viviendo nos detenemos y decimos: ‘espérate, esto es importante’; lo detectamos inmediatamente. Somos vampiros del momento. Lo almacenamos en nuestra corteza cerebral, transformamos la música que suena, le damos brillo a algunos detalles para que todo mejore la próxima vez que nos lo relatemos. Como decía Nora Ephron: ‘Si yo lo cuento, yo controlo la historia’. Eso somos los nostálgicos”.

Me gusta su reflexión, me remueve. Dudo si compartirla en redes, pero no lo hago. Algo me detiene. Me doy cuenta de que en realidad no suelo recrearme en lo vivido, salvo para diseccionarme a mí misma sobre las páginas del diario, como si fuera una rana, o una rata de laboratorio. Me objetivizo y en el proceso de objetivizarme logro mirarme desde fuera, convertirme en lo otro, y entonces me inspecciono con esa mirada propia de la exploradora, de la científica.

Cuando miro al pasado, por ejemplo, cuando miro fotos antiguas, lo hago con la añoranza de lo que fue pero no con el deseo de regresar. Siento que ese pasado no tiene nada que ofrecerme porque volver al pasado también implicaría volver a ser la que fui y ya no soy. Solo he deseado volver al pasado para revivir momentos muy puntuales, instantes: como cuando mi abuela bajaba el toldo de la terraza en verano y todo el salón adquiría un tono cálido, anaranjado, que me hacía sentir muy bien. En ocasiones también he deseado regresar a una mirada, a una carcajada, a una caricia, a un olor.

Sin embargo, pienso, ¿es posible sentir nostalgia del futuro? ¿Se puede echar de menos lo que no ha ocurrido mas que en tu imaginación? Hace años, en uno de esos momentos de autodisección, escribí:

«¿Por qué? ¿Por qué tendemos a idealizar situaciones futuras, lo que nos conduce a sentirnos insatisfechos y a no valorar aquello que nos ofrece el presente? Nos engañamos: en caso de alcanzar ese futuro hipotético, no será cómo lo imaginamos. Dice Siri Hustvedt: «¿Por qué algunas personas viven en mundos de su invención? ¿O se sienten impulsadas a llenar páginas de libros con seres imaginarios? ‘Para quienes el mundo no es suficiente –escribió Joseph Joubert–, los filósofos, los poetas y todos los escritores de libros». Vivo en mundos de mi invención, escribo sobre ellos, pero a la vez sé que debo poner un límite entre mi ficción y mi realidad. Para no perder la cabeza. Para no desencantarme de la vida. Y a la vez necesito imaginar para no desencantarme de la vida».

Eso me recuerda una cita de Amélie Nothomb en su Biografía del hambre, dice: «Los seres que nacieron saciados –hay muchos– no conocerán esa angustia permanente, esa espera activa, esa febrilidad, esa miseria que despierta día y noche. El hombre se construye a partir de los que ha conocido en el transcurso de los primeros meses de vida: si no ha experimentado hambre, será uno de los raros elegidos, o de esos raros malditos que no edificarán su existencia en torno a la carencia. No sabemos por qué unos nacen hambrientos y otros saciados. Es una lotería».

Puede que los nostálgicos no seamos más que seres hambrientos. Y puede que la cuarentena esté siendo uno de esos momentos que te empujan a experimentar la mayor variedad de nostalgias, de hambres: de lo que fue, de lo que queremos que sea, e incluso de aquello que ni siquiera nos atrevemos a imaginar.

Más de Una ventana propia para el fin del mundo

2 comentarios en “Nostalgia del futuro”

  1. Creo que en parte toda la situación actual nos hace sentir y claro recordar situaciones, que no del todo nos agrade y bueno es normal no tener ganas de retroceder a esa sensación, muchos vivimos con la incertidumbre de que pasará más adelante o por lo menos así lo he sentido yo en estos días, empecé a valorar esas cosas tan pequeñas que antes no les veía sentido pero ahora parecen tan importantes al no tenerlas, supongo que es parte del duelo de cada persona. Saludos!

    1. Sí, ¡desde luego! Imagino que según las circunstancias personales de cada una lo estaremos viviendo de formas muy diferentes, pero al final creo que es un momento que de alguna forma te pone frente a un espejo y te muestra lo que te gusta y lo que no… lo que echas de menos y lo que te parece que está de más… De todas formas, probablemente no será hasta dentro de un tiempo cuando podremos hacer lecturas sobre lo que ha significado de verdad. ¡Gracias por tu comentario!

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