Hace semanas leía este artículo de Nuria Varela en La Marea: «Shakira y los plátanos», en el que analizaba la distinta respuesta que obtuvieron dos actos de violencia aparentemente similares. Por un lado, un aficionado hace un gesto racista y tira un plátano al jugador brasileño Dani Alves en el partido Villareal-Barcelona. Como consecuencia se enfrenta a una pena de prisión, a una multa, se queda sin trabajo y el Villarreal le retira el carnet de socio. Por otro lado una cantante, Shakira, está actuando en el estadio del Espanyol y cientos de personas comienzan a gritarle: “Shakira es una puta”. En esta ocasión, no ocurre nada.
Otro ejemplo. Esta semana veo el telediario y aparecen dos noticias, por un lado, una mujer que trabaja en el museo del Barça hace un gesto racista dirigido al jugador del Racing de Santander, Mamadou Koné, mientras acudía a un partido de fútbol. Consecuencia, el Llagostera prohíbe la entrada a esta aficionada y es despedida de su puesto de trabajo. Por otro lado, el candidato del Partido Popular a las elecciones europeas, Arias Cañete protagoniza un debate contra la candidata del PSOE, Elena Valenciano y para justificar su mala actitud en el encuentro explica que un debate político entre un hombre y una mujer es «muy complicado» porque si el hombre demuestra «superioridad intelectual o la que sea» da una impresión «machista» ante una «mujer indefensa».
Tras este comentario se desata la polémica y Twitter estalla en comentarios que acusan a Cañete de machista. En respuesta, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, afirma que Cañete es «lisa y llanamente el mejor candidato”. Días después, en una entrevista para el diario La Razón, le preguntan a Cañete si cree que hay un problema de machismo en España, a lo que responde, textualmente: “Sinceramente, no”. Finalmente, seis días después de haber pronunciado su comentario machista, Cañete pide perdón en una entrevista en la COPE y achaca el comentario «al cansancio», además reconoce que no esperaba tanta polémica por esas palabras.
Y yo me pregunto: ¿Qué hubiese pasado si Valenciano hubiese sido un hombre negro y Cañete hubiese hecho un comentario racista? ¿Habría tenido el presidente del gobierno la misma reacción? ¿Si expulsamos a una persona de un campo por un comentario racista (totalmente justificado) no deberíamos de expulsar a una persona por realizar uno machista? ¿Y si esta persona está dentro de un partido político y además se presenta a unas elecciones? ¿Y si el presidente del gobierno respalda a esas persona, no deberíamos entonces pedir también su dimisión?
En un país en el que en cinco meses han muerto 24 mujeres a cusa de la violencia machista, en el que el Presidente del Gobierno se fotografía con los altos mandos de empresas españolas y son todos hombres, en el que sigue existiendo una brecha salaliar entre hombres y mujeres del 17,8%, es un insulto que alguien que se presenta a unas elecciones afirme descaradamente que en España no hay un problema de machismo. Es vergonzoso que ante un comentario como el pronunciado por Cañete no pase nada. Es insultante y lamentable que las propias mujeres y hombres que trabajan para el partido del señor Cañete no se pronuncien y denuncien sus comentarios.
En un país, en el que no se pide la inmediata dimisión de un político por hacer un comentario machista, no se puede decir que no hay un problema de machismo.