365 días de color violeta

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El 12 de febrero de 2014 nació beViolet.

Abrí este blog con un propósito muy claro: poner en orden mis recién adquiridas ideas feministas. Hacía poco tiempo había conseguido mis gafas violetas y me sentía ansiosa, desbordada y bastante desconcertada (y el muro de Facebook se me había quedado pequeño). El primer post lo dediqué a comentar las sensaciones que experimenté cuando me puse esas gafas violetas. Me encanta la metáfora de las gafas, creo que es la mejor forma de explicar lo que sientes en ese momento: comenzar a ver.

Con esas gafas me embarqué en una de las aventuras y experiencias más bonitas y enriquecedoras que he vivido nunca.  Siempre he dicho que esas gafas me cambiaron la vida y  más de una vez me han llamado exagerada cuando se lo he explicado a alguien. Pero no exageraba.  Esas gafas me han traido ratos malos, momentos de angustia, soledad y dolor. Por ellas he llorado (sí), gritado (alaguna que otra), y discutido (mucho). Y a la vez, gracias a esas gafas, he vivido algunos de los momentos más emocionantes  que he tenido el placer de experimentar hasta la fecha.

Maruja Torres decía esta semana en una entrevista en Carne Cruda que «el feminismo es una forma de ser» y cuánta razón tenía. La palabra feminismo significa muchas cosas, significa igualdad, lucha, reivindicación… Para mí feminismo, significa, sobre todo, conocimiento. Una forma de ver y mirar al mundo.

Creo que SER feminista se podría comprar con SER periodista (qué voy a decir yo). Se puede hacer de periodista o se puede ser periodista y el que es y se siente periodista lo será siempre, cada día, cada hora, cada instante; cuando salga a comprar el pan o cuando vaya de viaje, siempre tendrá esa pequeñita antena que nos crece en la espalda en algún momento de nuestra vida y que nunca desconecta.

Con el feminismo pasa lo mismo. Una vez que te pones las gafas ya no hay marcha atrás. Desde que te levantas hasta que te acuestas verás al monstruo patriarcal acechando a cada esquina, la televisión, los periódicos, tus amigxs y familiares rezumarán machismo, te gritarán feminazi y radical y huirás corriendo a refugiarte en los libros, en tus amigxs y compañerxs feministas que te comprenden tan bien, en tu blog… Y discutirás una y otra vez, y repetirás una y otra vez que feminismo NO ES, NO ES, NO ES, lo contrario a machismo, hasta quedarte afónica. Y lo seguirás repitiendo hasta el fin de tus días.

Y aún así, como estás completamente loca de atar seguirás diciendo que ser feminista es lo mejor que te ha pasado, porque, qué narices, dejémonos de tonterías, si no eres feminsita, ¿qué coj**** eres?

Y para cerrar esta brillante relfexión escrita a las 00:50 de la madrugada  y a cinco horas de que suene el despertador, solo puedo, una vez más, dar las gracias. Gracias a todas las personas que me apoyáis cada día, que me soportáis (sobre todo), que me animáis a continuar y confiáis en mi. Gracias a lxs que me leéis y comentáis, a lxs que me dais ideas. Gracias por vuestro cariño, vuestras palabras y consejos. Gracias, gracias, mil gracias.

#ElPeriodismoSeráFeministaoNoSerá

1 comentario en “365 días de color violeta”

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