La versión futura de ti misma

Sábado – 28/03/20

Esta semana recibí una llamada de un número muy largo. Normalmente no cojo esas llamadas al pensar que son números de venta. Dadas las circunstancias descolgué «no vaya a ser». Hice bien. Era una llamada del hospital para cancelar la cita que tenía para una prueba. Era una cita agendada desde octubre, «no urgente». «Dadas las circunstancias estamos cancelándolo todo…», me dijo la voz al otro lado del teléfono. Recuerdo que cuando me la dieron pensé «¿abril? Pues no queda aún hasta abril…». Pero al mismo tiempo me consoló en cierto modo saber que aún debía pasar tiempo hasta que llegara el momento de hacerme una prueba que no me apetecía hacerme: «en seis meses lo gestionaré», pensé.

Existe un mecanismo mental, no sé si es correcto denominarlo «mecanismo mental» pero yo me refiero a él así, mediante el cual delegas tareas incómodas en una versión futura de ti misma con la esperanza de que a esa futura versión de ti misma ya no le resulten incómodas. Lamentablemente no suele funcionar, y cuando esa versión futura se convierte en la versión presente, maldice con todas sus fuerzas -unas veces con más cariño otras con menos- a la versión pasada. Creo que en ocasiones subestimamos el poder del paso del tiempo, es decir, si en el momento de delegar la tarea en cuestión se comenzase a trabajar de cara al momento futuro en el que tendremos que enfrentarla, entonces, es posible que nuestra versión futura pudiera, efectivamente, hacerlo de buenas maneras. Pero delegar una cuestión con la esperanza de que el mero paso de cuatro o cinco meses a lo sumo cambie nuestra percepción del asunto, o nos dote de herramientas nuevas por gracia divina, no suele funcionar. 

En ocasiones, ni siquiera el paso de 10 años cambia las circunstancias iniciales, como cuando me pusieron la vacuna del tétanos-difteria con 14 años y la doctora dijo: «La repetición será cuando tengas 24». Recuerdo claramente pensar, igual que pensé hace seis meses: «¿10 años? Qué guay, para entonces ya lo gestionaré». ¿El resultado? Mi versión entonces futura y ahora pasada de 24 años seguía sin llevarse bien con las agujas. En otras ocasiones, el paso del tiempo incluso empeora las circunstancias iniciales, como cuando se demora una entrega o la respuesta a un correo electrónico por el miedo o ansiedad que nos genera hacerle frente en ese momento y al final la incomodidad es tal que nos vemos obligados a disculparnos. 

Sin embargo, existen circunstancias excepcionales, como que en el transcurso de ese lapso estalle una pandemia global que cambie por completo todo el escenario y justifique nuestra inacción. No obstante, no creo que debamos tomarlo como precedente y encomendarnos a partir de ahora a posibles sucesos excepcionales para no enfrentar los asuntos que hoy nos generan incomodidad. ¿Cuántas pandemias globales se pueden vivir en una vida? De cualquier modo, quizás lo más honesto sea reconocer que lo que nos acojona hoy, probablemente nos acojonará mañana, pero no pasa nada. C’est la vie.

Más de Una ventana propia para el fin del mundo

La versión pasada de mí misma que creía que a la futura le harían gracia las agujas*

*Sobre la foto:

Estaba en un campamento de verano en Jaén, concretamente subiendo al santuario Virgen de la Cabeza, a eso se debe la cara de sufrimiento.

La camiseta, en la que pone “I’m crazy for you”, la compré con mi madre y mi tía. En el momento de probármela las dos me dijeron: “¿Sabes lo que pone…?” Por si me daba reparo llevarla. Les dije que sí y que aún así la quería. Un día, en clase de Religión, estando sentada en primera fila, el profesor se me quedó mirando con cara de guasa y me preguntó qué ponía en mi camiseta. Me ruboricé y no respondí. Pero seguí llevándola.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s