Baila en el Apocalipsis

Lunes – 30/03/20

Anoche me acosté diciéndome a mí misma: “Mañana será otro día, todo pasa”. Decirme a mí misma esa frase actuó como un diazepam y me quedé rápido profundamente dormida. Por la mañana me despierto sintiendo cierta inquietud, pero creo que la inquietud me va a acompañar durante toda la cuarentena, y probablemente más allá. Pero aparte de inquietud me despierto con calma. Toda la ansiedad que tenía ayer se había desvanecido. La ansiedad es como tener una pesadilla. Cuando te despiertas después de haber tenido una pesadilla a veces sigues sintiendo ese miedo una vez despierta. Sabes perfectamente que no es cierto, sabes que no es real, sabes que ha sido solo una mala pesadilla, pero es como si la sensación traspasara y viajara del mundo onírico al de los despiertos, como un Demogorgon, hasta que, pasado un rato, unas horas, la sensación se desvanece porque en realidad no pertenece a este mundo y aquí no puede sobrevivir. Por eso, esta mañana, cuando me he despertado, tan solo sentía el leve poso que deja la ansiedad después de recorrerte, como si se tratara de una leve resaca. Después de poner algunas tareas en orden, me he puesto a entrenar escuchando música y he acabado bailando, dejando que mi cuerpo se moviera, que sudara, que las pulsaciones aumentaran. Hace unos días Virginia Rodrigo recomendaba bailar en sus redes sociales: «Me está salvando la vida bailar, todos los días. Baila en el Apocalipsis». También estos días he leído que quizás ahora que pasamos tanto tiempo viendo pelis y series, leyendo libros, escuchando música o jugando a videojuegos, sea un buen momento para valorar como se debe la cultura y a las artistas de toda índole. Creo que es erróneo englobar toda la cultura bajo el paraguas del entretenimiento. Mientras bailaba esta mañana, mientras camino por la casa a oscuras escuchando música, mientras leo sentada frente a la ventana, a menudo siento que mi vida está siendo salvada de formas que no soy capaz de reconocer conscientemente, pero sí de sentir. Supongo que algo que te salva la vida está más cerca de ser medicina. 

Más de Una ventana propia para el fin del mundo

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