La ciudad solitaria

Martes – 31/03/20

En su libro, La ciudad solitaria: aventuras en el arte de estar solo, la escritora Olivia Laing trata en profundidad el tema de la soledad partiendo de su propia experiencia y a través de las vidas de artistas que vivieron vidas solitarias por distintas razones. Ahora que el aislamiento y la soledad se han convertido en temas de actualidad, Laing ha sido entrevistada en distintos medios: «Con esta situación se quitará el estigma a la soledad y entenderemos que nos pertenece a todos», titulan una de ellas.

En ese mismo texto la escritora explica: «En general, al hablar de la soledad siempre se te explica cómo salir de esa situación, cómo conocer a otra persona, cómo enamorarse. Y lo que yo encontré fue muy distinto: descubrí cómo encontrarme cómoda en ese momento y qué me hacía sentir mejor. Y fue el arte, fue leyendo sobre arte, observando cuadros, sintiendo que otras personas en distintos momentos históricos habían pasado por las mismas circunstancias que yo, como empecé a sentirme bien».

De sus reflexiones me interesa particularmente esa sobre cómo las vidas de otras personas que no hemos conocido pero cuyas experiencias nos llegan a través de la literatura, la música o la pintura, pueden hacernos sentir respaldadas y a salvo y, por lo tanto, menos solas. Para mí tiene especial peso el poder de la escritura y cómo las voces de otros autores pueden llegar a nosotras a través de los siglos sin perder su vigencia.

¿Cuántas veces hemos subrayado una frase de un libro asombradas por la exactitud con la que describe nuestras propias vivencias? ¿Y acaso no sentimos en ese momento una conexión especial con el autor o la autora de esa frase? ¿Una especie de hermandad?

Muchas veces he ido adrede a buscar un libro concreto para tratar de encontrar consuelo o cobijo en las palabras o versos de otras mujeres. Hablando de soledad me viene a la mente Emily Dickinson, quien a sus veintipocos años decidió aislarse del mundo en la casa de su padre, desde donde compuso toda su obra poética:

Morir por ti fuera muy poca cosa,
pudo hacerlo cualquiera de los griegos.
Vivir es más difícil,
y eso es lo que te ofrezco.

Morir no es casi nada, algo pasado,
pero vivir incluye
el morir muchas veces
sin tener el alivio de estar muerto.

Más de Una ventana propia para el fin del mundo

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