Miércoles – 29/04/20
Me ocurre algo hoy. Me levanto tarde con el runrún de las fases de desescalada. Hacemos una videollamada por el cumple de T. Al rato B. me dice que ya ha pedido cita para la peluquería y para hacerse las uñas y que espera que el 15 podamos quedar a tomar algo «por el centro». La leo y se me genera un nosequé en el estómago. Me imagino montando en el metro y las calles abarrotadas de gente buscando sitio en una terraza y entonces me avergüenzo un poco, y me doy cuenta: no me apetece.
Tanto hablar de volver a la normalidad y a la hora de volver no sé si quiero volver. O será que no quiero «volver a la nueva», por imposible que sea volver a algo que no existía previamente. No lo sé. Pienso entonces que quizás necesite también una «desescalada emocional».
Por un lado, siento que necesito cautela, el plan de desescalada incluye fases y cada fase va a ser distinta para cada territorio, no sé a qué ritmo irá Madrid pero tampoco quiero pensarlo demasiado. Y, por otro lado, no sé si es que le cuerpo se habitúa más rápido de lo que pensamos a los nuevos escenarios, pero tras casi dos meses de silencio, de vida casi monástica, siento que no puedo ni quiero volver al ruido. Si ya antes no me gustaba, ahora se hace más evidente. No quiero el ir y venir desenfrenado. No quiero los escaparates, ni los neones. No quiero el sudor de la multitud. Claro que tampoco quiero el confinamiento.
¿Y qué quieres?, me digo.
Entonces pienso que en realidad llevo toda la cuarentena anhelando. Anhelando el campo. Anhelando el sol. Anhelando ciertas caras y ciertos nombres. Ciertos abrazos.
Y me doy cuenta de que eso es lo que quiero. Quiero salir a pasear sola por el campo. Y quiero reencontrarme, pero no con las masas, solo con ese puñadito de caras, nombres y abrazos que anhelo. Quiero reunir a algunas de esas personas para re-confinarnos en algún lugar en medio del monte, bien lejos del ruido.
Más de Una ventana propia para el fin del mundo

[…] vi acercarse el momento de la desescalada me di cuenta de que necesitaba tomármelo con calma, hacer una “desescalada emocional”, escribí. Sin embargo vuelvo a sentirme sorprendida por el trajín al que una parece verse […]