Domingo – 22/03/20
Se prorroga el estado de alarma durante 15 días más. He pasado toda la mañana teletrabajando, leyendo titulares, recogiendo declaraciones, comparando cifras, y en el momento de escribir estas líneas siento el cerebro completamente licuado. Pienso que quizás sería más prudente esperar y escribir luego, cuando tenga otro estado de ánimo, pero creo que también hay que escribir en este. Ayer o puede que no fuera ayer, y que fuera antes de ayer, porque estos días el tiempo parece plegarse en ocasiones sobre sí mismo, vi por recomendación de M. el videodiario que está haciendo un chico llamado Mr. Avelain en su perfil de Instagram. Tiene muchos seguidores pero yo no lo conocía. En ese vídeo hablaba de poder estar tristes y recrearse un rato en la desidia en estos días en los que nos han inundado de actividades productivas ligadas al ocio. El derecho a no querer hacer nada: ni exposiciones virtuales, ni directos de Instagram, ni clases de yoga guiadas. Simple y llanamente no hacer nada. O mira por la ventana si se dispone de una, la que se ha convertido en mi nueva actividad favorita. Quizás incluso recrearse un rato en la nostalgia. Estar harta de todo. Después vi el siguiente. En este hablaba de lo bonitas que serán las dos semanas post cuarentena. Dos semanas porque la mente humana es olvidadiza y cortoplacista y a la tercera ya estaremos a otra cosa. Pero esas dos semanas… durante esas dos semanas todo nos será, olerá y sabrá bonito. Lo será especialmente para quienes salgan de esta cuarentena más o menos enteros. Habrá quien salga con pérdidas de todo tipo a sus espaldas y le será difícil encontrar consuelo. Quiero pensar, o quizás necesito pensar, que incluso en esos casos, en los más dramáticos, habrá algo, una persona, un lugar, un algo a lo que aferrarse, por lo que esperar a que pase la cuarentena, y entonces salir y agarrarlo. Si lo pienso, me vienen a la mente muchas cosas que me apetecería hacer, lo más fácil, lo más inmediato: coger las zapatillas de deporte e irme pitando a la Casa de Campo; menos inmediato: coger el coche o un tren e irme al monte, o al mar. Sin embargo, si soy sincera, la mayor parte del tiempo no es eso en lo que pienso. Esas semanas post cuarentena estarán llenas de muchas cosas, de emoción, de planes, de cervecitas en las terrazas, de paseos al sol, y también de incertidumbre, de miedo, de ¿y ahora qué? Pero creo que si de algo estarán llenas esas dos semanas post cuarentena será de personas. De reencuentros. Nos quedan al menos tres semanas más por delante y puede que de entre todos los planes propuestos de forma incesante durante estos días ese sea de los mejores: recrearse fuerte, bonito y largo en los reencuentros.
Más de Una ventana propia para el fin del mundo

[…] menos podríamos volvernos a ver, ha sido mi mayor ilusión durante esta especie de hibernación. Escribí sobre ello una de las primeras semanas, sobre lo bonitos que serían los días posteriores …. Se mezcla esa emoción con una primavera ya empezada, el sol y el calor acuciantes, demasiadas […]